lunes, 9 de mayo de 2011

HOY: un heterocosmos sexual

Hoy en día es necesario enfrentarnos a la diversidad sexual. Ya no existen solo dos posturas o comportamientos sexuales (femenino-masculino). El mundo está repleto de nuevas y diferentes propuestas, muchas de ellas no aceptadas abiertamente por la sociedad. En este caso, el pertinente ejemplo es el amplio y potente universo del transformismo, travestismo y transexualidad. Estas clasificaciones poseen particulares diferencias que es importante dejar en claro. 
Aquellas definiciones son tomadas de un estudio sobre los transgéneros, en donde tres individuos, un travesti, un transformista y un transexual se autodefinen bajo su concepción a propósito de su condición sexual (disponible en el link de abajo).

EL TRANSFORMISTA
Es aquel sujeto que en un momento dado y con un propósito determinado, fundamentalmente artístico, se “transforman en el sexo opuesto” mediante el cambio de la apariencia física. En sus propias palabras, “es un gay que en un momento determinado se viste de mujer”, “es de noche nada más, porque todo el mundo no tiene para enfrentar a la sociedad”, “los hay que son artistas”, “quizás son homosexuales que les gusta, por un momento, sentirse mujer”, “hombres que por x motivos se transforman en mujer y luego vuelven a su personalidad”, “modo de canalizar frustraciones artísticas en los homosexuales”, “no es un homosexual que quiera ser mujer, es un homosexual que quiere ser artista a través de un personaje femenino”, “se viste de mujer para su trabajo, vuelve a casa y sigue siendo la misma persona”, “puede que haya el que sí quiere ser mujer, pero lo hace bien”.

                                              


EL TRANSEXUAL
Aquel sujeto que en el existe una identificación genérica hacia el sexo opuesto. Psíquicamente, van a responder a ella y a vivenciar un fuerte rechazo hacia sus órganos sexuales. Su fin será lograr un cambio de sexo a través de la intervención quirúrgica y, con ello, obtener un cambio de identidad jurídica y social. Sólo entonces serán considerados como transexuales por el grupo. “Son los hombres que quieren ser mujer”, “que no les interesa ser hombres”, “es cuando ya te operan”, “hombre que está entránsito de convertirse en mujer”, “las que se atienden en el Fajardo porque se quieren operar y ya tienen tratamientos hormonales”, “el que cambia su sexo, el sexo con el que nació, por el opuesto”, “es un hombre que está operado”, “ya tiene cambio de carnet de identidad”, “es la que anda de mujer todo el día, a todas horas, porque lo siente, porque se siente mujer”, “las transexuales son de La Habana”.

                                           


EL TRAVESTI
bajo esta categoría ubican a las personas que muestran una identificación – más bien conductual – con el sexo femenino. Se visten y comportan como mujeres “todo el tiempo” (insisten en este detalle). En este camino realizan cambios en sus cuerpos mediante la aplicación de hormonas que les producen senos, disminución del vello corporal y otras transformaciones, con el propósito de feminizarlos. No obstante, en general, no muestran interés en realizar un cambio de sexo; por el contrario, esto no parece constituir un conflicto para ellos. “Es el homosexual que no está operado, pero se viste de mujer las 24 horas”, “es la que anda de mujer a todas horas”, “es mujer 24 horas, de día y de noche”, “es todo el tiempo”, “se mantiene las 24 horas con su imagen femenina”, “es la que toma hormonas para una imagen de mujer, pero por dentro es un varón”, “no ha sido intervenido”, “los de la calle, no deben salir nunca si no salen bien hechas”, “son ridículos, les gusta hacer la calle”, “hombres que se travisten detrás de un vestuario para poder ser mujer”. “Entre travestis y transexuales no existe mucha diferencia”, “la diferencia entre ellos es la operación”, “los dos son a toda hora, todo el tiempo”.

                                                    



Desde el punto de vista clínico, las diferentes opciones sexuales relacionadas con la disconformidad con el propio sexo son consideradas como tendencias fetichistas, dentro de la clasificación de trastornos de la identidad sexual:
El trastorno de la identidad sexual puede diferenciarse del comportamiento de disconformidad con el papel del propio sexo por la magnitud y la extensión de los deseos, de los intereses y de las actividades propias del otro sexo… el trastorno representa una profunda alteración del sentido de identidad del individuo con respecto a la masculinización o a la feminización.  (http://files.sld.cu/arteydiscapacidad/files/2009/07/manual-diagnostico-y-estadistico-de-los-trastornos-mentales.pdf )

El individuo, en la mayoría de los casos, comienza a despertar esta inquietud desde la infancia, sintiendo mayor inclinación hacia actividades o intereses más comunes en el sexo opuesto (fundamentalismos y marcas sociales que representan la diferenciación entre masculino y femenino con símbolos como el color azul y el rosado, autos y muñecas, etc.) que más tarde, en la adolescencia y la adultez va adquiriendo un carácter sexual y junto a ello el peso social de lo que significa ser hombre o ser mujer. 

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